domingo, 23 de marzo de 2008

Por un par de tetas

Hoy viendo la tele salió en un anuncio una mujer con los pechos al aire y en ese preciso instante mi hijo, un adolescente de 16 años cambió de cadena, lo que me hizo pensar en las diferencias que hay ente los tiempos de mi adolescencia y los de la suya, más que nada en las posibilidades de recrear la vista observando unos pechos femeninos.
Hace algo más de 30 años, cuando en las pantallas de los cines españoles se exibieron las primeras tetas, los chavales del barrio bajábamos en tropel al Principal, que hacía la vista gorda con quienes no llegábamos a la edad permitida, movidos por el efecto llamada que se producía al pronunciar alguien las palabras mágicas: “se ven tetas”.
El “gallinero” se turbaba y jaleaba con silbidos y patadas en el suelo cada vez que las tetas de Nadiuska, La Cantudo, o cualquier otra de las de la época llenaban la pantalla y con la simple visión de unas nalgas o un poco de vello púbico, aun se volvía más turbado.
Recuerdo que cuando proyectaron un documental sobre el embarazo y el parto, medio centenar de adolescentes nos dimos cita en el cine tras enterarnos que en dos ocasiones salía una mujer completamente desnuda… Había que estar muy atento ya que eran apariciones fugaces, pero valía la pena intentarlo ya que algunos nunca tal cosa habíamos visto, al menos en su totalidad, ya que de cintura para arriba aun se iba viendo algo, pero de cintura para abajo sólo nos lo imaginábamos… pero nos lo imaginábamos mucho.
Y así fue, la primera vez al principio y la segunda por la mitad del documental, momento tras el cual nos levantamos todos a la vez y abandonamos la sala.
Camino de casa comentábamos entusiasmados la jugada entre nosotros:
-“¡Vaya tetas tenía la tía... y que peluda la pachocha!… ¡¡¡UAAA!!!, si la llego a pillar…”-
Y efectivamente, si la llegamos a pillar… En aquel medio centenar de jóvenes había acumulada testosterona suficiente como para parar un tren… o para ponerlo en marcha si es que estaba parado.
Ahora porque cambiaron los tiempos y para anunciar un coche ya sale una morenaza completamente desnuda y claro los chavales están muy acostumbrados… pero antes por ver una teta se hacía lo impensable.
La de catarros que me tengo pillado por estar bajo la lluvia esperando a una vecina veinteañera y que siempre y a la misma hora llegaba a casa, subía al dormitorio y se cambiaba, pasando por delante de la ventana con los pechos al aire, momento en el que la veíamos.
Esa fugaz pasada ante la ventana constituyó junto a la llegada de Cruiff al Barcelona, el acontecimiento más memorable de aquella época, ocasionando el que en muchas noches de verano llegasen hasta allí como en peregrinación los jóvenes de los barrios más próximos y algunos no tan próximos, llegando a congregarse para contemplar el evento hasta más de medio ciento.
Y hubo espectáculo hasta que la vecina se casó, lo que hizo ignorando tanto ella como su marido que sus tetas estaban más vistas que las de Bárbara Rey.
En cambio hoy se las ponen delante de los ojos para anunciar un coche y cambian de cadena… y a uno no lo queda más remedio que felicitar a los publicistas ya que saben bien como y a quien va dirigida la publicidad.

3 han comentado:

Anónimo dijo...

Y digo yo...., como duda.
Solo como duda, ya que no tengo expericia como padre, al no tener hijo, ya que aún soy hijo yo....

No será que a tu hijo no le gustan las tetas? Puede ser que tenga pensado en salir del armario..., bueno si su padre no lo encierra dentro...


Pincho

Anónimo dijo...

Estoy completamente seguro que le gustan tanto como a mí.
Si tu supieras la de veces que tuve que "limpiar" el ordenador de las fotos que se baja de internet...
Aparte de que ya le conozcí un ligue.

Anónimo dijo...

Pues me alegro... me alegro de verdad, no porque no me gusten los homosexuales (gustar gustar en el sentido estricto de la palabra no lo hacen, quiero decir que no tengo nada en contra de su forma de llegar a los orgasmos).

Me alegro porque eres de las personas que me imagino de abuelo empujando un carrito de bebé, teniendo en ese nieto una razón para comportarse de forma infantil...

Pincho