jueves, 22 de marzo de 2012

Acojonado por una rata

Distinguidos lectores, querídísimas lectoras, Sra. Maru, querid@s amig@s, etc., etc. y etc.. Aquí en Santiago y en este preciso momento, son las 17:53 o'clock en punto de la tarde, ahí donde tú vives será otra hora pues si de algo estoy seguro es que no leerás esta entrada a las 17:53 en punto.
Hoy otro día primaveral por estos lares, el ideal para ir a la oficina. Despejado y soleado y con el antidepresivo tomado a tiempo para que no me volviese a suceder lo de ayer. Lo que sí está visto es que cuando estás bien, siempre aparece algo o alguien que te jode la marrana, y hoy, a falta de mi amiga la Dálmata que todos los días y aunque ande a su bola me hace compañía, se me presentó una nueva presencia que me las hizo pasar canutas y porque no decirlo, algo de miedo.
Sí, miedo. Verán mis querid@s lectores y lectoras, a este servidor de ustedes y ustedas hay 4 cosas a las que les tiene miedo: una es a las tormentas, otra es a las ratas, otra es a mi mujer cuando se enfada y otra es a mi mismo cuando por sentirme atacado tengo que defenderme, ya que el cable rojo se me cruza con el verde y entonces no respondo de mis actos.
Estaba yo de lo más tranquilo, cara al sol como cuando sale para coger buen color de cara y calorcito para mis huesos, cuando del río que pasa al lado de mi despacho salió una rata. Una rata de tamaño considerable y de entrada edad, cosa que pude deducir por lo medio pelada que estaba. Pensé que seguiría la bicha su camino y me quedé tan tranquilo, hasta que la hija de puta se detuvo descaradamente a escasos 4 metros del menda. Se me activó la alarma y puse en marcha mi mecanismo de defensa.
Primero probé con ruidos: "chsssss, chssss, fuera de ahí bicho", y la hija puta ni se inmuta. Luego probé con gritos: AHHHHHHH, EHHHHHHHH, UHHHHHHHHH!", y la bicha en lugar de largar se da un cuarto de vuelta ya que la tenía de canto y se me pone frente a frente.
¡Hostia!, la hija puta se me ponía chula. Pese a su atrevimento procuré no darle ni la opción de la duda y que pensase que me tenía asustado, seguí intentando que se fuese de allí por la vía diplomática, por lo cual probé con mi último recurso: "miau, miau, miau"... y nada. Es más, la muy guarra se puso a dos patas y me observó desafiante creo yo.
Le tiré una piedra con tan buena puntería que la bicha ni cuenta se dio, otra piedra y todavía peor ya que ésta ni siquiera la rozó. Quise coge una tercera y... no había más. Volvía a probar por la vía diplomática, le grité, le maullé, le ladré... y tan tranquila la muy puta.
La adrenalina se me disparó cuando la rata avanzó un poco y se me acercó más (creo que en vista de éxito seductor que mi desodorante AXE produce en perras y ratas, en lo sucesivo me echaré Varón Dandy, aunque me llamen anticuado), en vista de que la bicha se había acercado más de lo que mi repulsa hacia esa especie me produce, le arrojé primero el mechero, luego el tabaco, las llaves de casa de tercero, y ni siquiera la rocé, por lo cual huelga decir que la rata no se movió del sitio.
"Dios, ¿dónde va la buena puntería que tenía de chaval con las piedras?... si al menos tuviera un tirachinas... por el tiempo que llevo sin usar uno podría haber fallado a la primera, pero con lo bueno que era seguro que a la segunda le hubiese reventado la cabeza".
Y allí seguía la cabrona, chula, desafiante y mirándome con descaro... "hija de la gran puta, miedo te tengo, pero no sabes con quien te estás metiendo". Metí la mano en el bolsillo y sólo me quedaba una cosa por arrojarle, mi teléfono móvil.
Como he dicho al comienzo, yo me temo a mismo cuando me defiendo, así que sin pensarlo un momento le tiré el móvil con todas mis fuerzas e hice blanco. Le pegué un telefonazo que la hice saltar por los aires y tras lo cual huyó despavorida.
Una vez huida la bicha recogí mechero, tabaco, llaves y mi móvil hecho añicos. Un Samsumg táctil cojonudo a tomar por culo.
Lo dicho, a la hora de defenderme soy peligroso y me temo... y me temo que voy a tener que cambiar de compañía telefónica para conseguir otro móvil por el morro. Sí, por el morro, porque desde un tiempo a esta parte, a las 4 cosas que les temo y arriba menciono, debo sumarle el que últimamente tengo cuando por cualquier imprevisto se me jode el presupuesto.
Por lo pronto, en cuanto la rata largó y recogí mis cosas me vine corriendo para casa... pero la cosa no quedará así. Mañana pienso volver al parque e iré preparado y armado con el arpón de pesca submarina, un cuchillo de cocina y la tapa de una olla en plan escudo.
La tengo fichada y esa no se me escapa. Y a vosotros pongo por testigos de que mi amenaza será llevada a cabo, que esa rata que hoy huyó despavorida algún día pagará mi móvil con su vida.
Palabra de honor.

1 han comentado:

Anónimo dijo...

claro MANOLO es lo que tiene el tener la oficina en el campo y otro dia te cagara un pajarito pero es un lujo y eo es lo que hay,un saludo...de...MARU